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Abraxas


Abraxas (Abrasax, Abraxis) es el nombre gnóstico del semidiós que gobierna el eón o esfera 365 (el más alto y el último), ascendiendo al Dios incognoscible. Los demonólogos cristianos pusieron a Abraxas en las filas de los demonios.


Abraxas también era el nombre de un sol montado en un ouroboros (una serpiente que se muerde la cola) sostenido por la diosa egipcia más elevada, Isis, la creadora del sol y la amante de todos los dioses. La mitología de Isis encontró su camino hacia el gnosticismo. Además, Abraxas se asoció con la religión misteriosa mitraica de origen persa, principal rival del cristianismo en Roma en sus primeros 400 años. Al igual que el gnosticismo, el mitraísmo presentaba una astrología y una numerología complejas. Los valores numéricos de los nombres de Mitra y Abraxas suman 365 cada uno.


Los Abraxas gnósticos crearon el mundo material y también tenían cualidades demoníacas. Es el poder supremo del ser, en el que la luz y la oscuridad se unen y trascienden. Los cristianos ortodoxos consideraban a Abraxas un demonio. A su vez, Abraxas se convirtió en una deidad favorita de las sectas heréticas de la Edad Media.


Los talismanes gnósticos elaborados con ópalo tallado muestran a Abraxas como una figura con un cuerpo humano, la cabeza de un gallo (u ocasionalmente un halcón) y patas de serpiente. Sus manos sostienen un escudo y un látigo, el escudo generalmente grabado con el nombre Iao, que recuerda al nombre hebreo de cuatro letras de Dios. A menudo está montado en un carro tirado por cuatro caballos blancos, con el Sol y la Luna delante.


El gallo representa la vigilia y está vinculado al corazón humano y al corazón universal, el Sol. El torso humano encarna el principio del logos o pensamiento articulado. Las patas de serpiente indican prudencia. El escudo es el símbolo de la sabiduría, el gran protector de los guerreros divinos. El látigo denota la inexorable fuerza impulsora de la vida. Los cuatro caballos simbolizan los cuatro éteres por los que circula la energía solar por todo el universo.


Las siete letras del nombre de Abraxas representan los siete poderes creativos y esferas planetarias, o Ángeles, reconocidos en el mundo antiguo. Las letras suman un valor numerológico de 365, el número de días y potencias del año.


Carl G. Jung llamó a Abraxas el "verdaderamente terrible" por su capacidad para generar la verdad y la mentira, el bien y el mal, la luz y la oscuridad con la misma palabra y con la misma acción. En la psicología junguiana no existe una salida fácil al conflicto psíquico; no solo debe luchar del lado de los ángeles, sino que ocasionalmente debe unirse al ejército de ángeles caídos. Según Jung, el miedo a Abraxas es el comienzo de la sabiduría y la liberación, o gnosis, se logra al no resistir.


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